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martes, 13 de febrero de 2018

RAY

(Ray Charles Robinson; Albany, 1932 - Los Ángeles, 2004) Cantante, instrumentista y compositor estadounidense, una de las figuras más relevantes de la música negra del siglo XX. En su repertorio puede hallarse desde el blues más tradicional o el gospel hasta el jazz o el soul, estilo en el que desarrolló una vertiginosa carrera. Es difícil catalogar sus cientos de grabaciones, quizá por el eclecticismo que siempre le caracterizó. Durante su larga carrera fue galardonado con doce premios Grammy.

Ciego desde los siete años, Ray Charles aprendió a leer y componer música en el sistema Braille. Estudió en Florida, en un Instituto de San Agustín, y desde muy niño participó en distintos eventos musicales. Por influencia de su ídolo King Cole, fundó en Seattle, en 1948, un trío llamado McSon Trio (también conocido como Maxim Trio). En 1950 se asoció con Lowell Fulson, cantante y guitarrista de blues y acaso su mejor revulsivo, con quien inició una serie de giras por el país. También participó en las bandas de T-Bone Walker y de Joe Turner, que figuraban entonces entre los abanderados del blues.



Su trayectoria discográfica se inició en 1953, cuando fue contratado por el agente Ahmet Ertegun, que le introdujo en la compañía Atlantic Records. A partir de entonces Ray Charles sería conocido como una de las figuras señeras e imprescindibles del rhythm & blues. Vivió sucesivamente en diversas ciudades (Nueva Orleans, Texas) y, tras unirse a Ruth Brown, formó una banda en la que también se integraron David Newman (saxo) y Joe Bridgewater (trompeta). A mediados de la década de los años cincuenta Ray Charles creó esa suerte de magnífica fusión entre el blues, el gospel y el swing, e impuso a su música también lo frenético del rock & roll.

Ya con su canción I got a woman (1954) se situó en lo más alto de la música negra. No obstante, esto fue sólo el principio. Después llegarían otros grandes éxitos como Hallelujah o I love her so, en los que introdujo como novedad el piano eléctrico en bandas de rhythm & blues. Estas bandas, por otro lado, se asemejaban ya a grandes orquestas, en las cuales era posible encontrar a trompetistas como Joe Hunt o Marcus Belgrave, saxos como Hank Crawford, David Newman o Don Wilkerson, y contrabajistas como Edgar Willis, además de algún que otro coro femenino (las llamadas Raelets) con cantantes tan sobresalientes como Mary Ann Fisher o Marjorie Hendrix.

Durante los años cincuenta, que fueron mayormente de proyección internacional, participó en proyectos de músicos de jazz muy reconocidos, como es el caso de Milt Jackson (con quien grabó el famoso Soul brothers), Betty Carter, Oscar Pettiford, Kenny Burrell o Billy Mitchell. También triunfó en algunos festivales carismáticos como el de Newport (1958) o en el templo del jazz, el conocido Carnegie Hall (1959). En 1960 visitó Europa y triunfó con su éxito Georgia in my mind; en el viejo continente, en los años ochenta, sería incluso más reconocido que en Estados Unidos.

Ray Charles fue uno de los mitos del rhythm & blues. Su estilo, personalísimo y eficaz, influido en primera instancia por Louis Jordan, Charles Brown y el inefable Nat King Cole, siguió ganando adeptos durante medio siglo y ha hecho de él uno de los personajes más carismáticos de la historia de la música. Su fusión de variados estilos musicales resultó un hallazgo. Conjugó a la perfección rhythm & blues y rock & roll, sin olvidar sus guiños al jazz (por ejemplo, en su colaboración con Benny Carter) u otros estilos tales como el country, la opereta, el gospel o el pop.

Dueño de una voz singular y reconocible por todos, su figura trajeada se convirtió en uno de los iconos más representativos de la música del siglo XX. Su voz rota, marcada y trágica una veces, melodiosa y dulce otros, e instalada en la frontera de sus propios recursos interpretativos, constituyó una de sus mejores dotes, y puede parangonarse con las de Louis Armstrong, Nat King Cole o Bessie Smith. Colaboró también con Frank Sinatra o Ella Fitzgerald, así como con Stevie Wonder.

Como pianista, su estilo también marcado y percusivo fue casi insuperable dentro del estilo del blues negro. Acordes superpuestos, ritmo frenético o melodías suaves y cadenciosas en las baladas son los rasgos musicales más características de Ray Charles al piano. Tocaba también, aunque muy anecdóticamente, el saxo. Su inmensa popularidad lo llevó a incursionar en el cine: algunas de sus películas fueron Swingin’ alone, de Charles Barton (1960), o Ballad in blue, de Paul Henried (1964). En 1978 publicó su autobiografía, Brother Ray.

Una enfermedad hepática, que arrastró durante mucho tiempo, no le impidió, pocas semanas antes de su muerte, celebrar su concierto número 10.000 en el Teatro Griego de Los Ángeles, todo un hito en el mundo de la música. Su funeral, al que acudieron 1.500 personas dentro del recinto religioso y cientos de admiradores en el exterior, contó con las sentidas aportaciones musicales de otras leyendas de la música, como B.B. King, Steve Gander o Willie Nelson. La última grabación que hizo en vida, un disco de duetos titulado Genius loves company (en el que participaron entre otros Norah Jones, Van Morrison y B.B. King) fue un auténtico éxito de ventas que se colocó en el número 2 de las listas de los más vendidos de Estados Unidos. En febrero de 2005, el disco fue galardonado con ocho premios Grammy en la 47ª edición de este certamen, entre ellos el de mejor álbum, al que hay que añadir el dúo que formó con la cantante Norah Jones, que fue merecedor de otro premio a la mejor grabación del año. En enero de 2005 se estrenó un largometraje sobre su vida titulado Ray, dirigido por Taylor Hackford e interpretado por Jamie Foxx, quien ganaría por su papel el Oscar al mejor actor.

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/charles_ray.htm

domingo, 16 de julio de 2017

CINE DE CULTO "BRONSON"

Se ha dicho de ella que es la Naranja Mecánica del Siglo XXI. y lo cierto es que no puedes evitar comparar estas dos películas a medida que avanza el metraje. El uso de la violencia, la música clásica, los movimientos ralentizados, las imágenes grotescas e impactantes y un protagonista carismático a más no poder, son el conjunto perfecto para comparar a “Bronson” con la imaginación de Kubrick. Está dirigida por el director de “Drive” y de “Pusher”, el aclamado Nicolas Winding Refn.

Pero hay una diferencia fundamental en estas dos historias, una de ellas es real, la de Michael Gordon Peterson, alias Charles Bronson, el preso más peligroso de Inglaterra. Su historia es tan impactante y grotesca que no podía más que acabar convirtiéndose en una película de culto, amada por unos y odiada por otros. 




Michael nació el 6 de diciembre de 1952, en Aberystwyth, Gales. Hoy día tiene 61 años y cumple prisión de por vida en una cárcel de máxima seguridad y totalmente solo. Lleva 34 años en la cárcel, de los cuales 30 ha estado aislado de los demás presos. Estos datos sorprenden muchísimo si además se sabe que no ha matado nunca a nadie.

Hablemos primero de la película y ahondemos después en ella, quedaremos sorprendidos, seguro.

¿La nueva Naranja Mecánica? 

 
“Bronson” es una película biográfica de la vida apasionante de este hombre, carne de cañón de un sistema penitenciario que no sabe qué hacer con él. Comienza repasando su infancia, más bien su adolescencia. Vemos a un niño problemático, que se pelea con los demás a cada rato, que tiene una gran valentía y mucha agresividad.

Sus padres eran personas normales, en principio, incluso lo protegían bastante (cosa tampoco buena del todo). No era rebelde por los problemas en casa por lo que parece, sino que simplemente se metía en líos por su fuerte personalidad. En la película se ve a una madre que no quiere aceptar que su hijo sea un delincuente juvenil, dando un portazo al director del colegio que quería hablar con ella por la última pelea protagonizada por su hijo. El niño se mete en un lío detrás de otro y termina en un reformatorio un tiempo.

Una de las cosas que llaman más la atención de la originalidad de la narración, es que el que te cuenta la historia es el propio Bronson, caracterizado como un maestro de ceremonias de circo. Este recurso narrativo tan original es porque Michael se enroló en un circo cuando casi tenía los 18 años, como hombre forzudo, porque ya tenía su imponente físico. Se casó en 1972 con una mujer llamada Irene, con la que tuvo su único hijo, también llamado Michael. A los cinco años se divorciaron e Irene se volvió a casar, lo que supuso un golpe emocional para él.



También tuvo una breve carrera como boxeador, fue ahí donde se puso su nombre de guerra, Charles Bronson, por el rudo actor con un bigote como el suyo. Esto fue a principios de los 80, y la idea fue de su agente de boxeo (con el que acaba peleándose también) más que porque le gustara a él.

A los 22 años comenzó en firme su rosario de condenas que le han llevado a una celda hasta hoy. Atracó una oficina de correos, de donde se llevó poco más de 26 libras, y fue condenado por robo con violencia a 7 años. A partir de ese momento, sus continuas peleas y su personalidad problemática le llevaban de una celda de castigo a otra, al aislamiento y las palizas de los guardias que lo custodiaban. A veces hacían falta diez hombres para dominarlo medianamente. Desde 1974, ha pasado en libertad sólo cuatro meses y nueve días. Tardaba nada y menos en meterse en un nuevo lío, casi siempre por robo, pero también alunizajes, amenazas y todo un rosario de delitos violentos.

La película es un genial repaso a todas esas aventurillas de delincuente que tanto entretienen en el sillón del cine. Un excelente forma de narrarlo, mezclado con una buena música, con un significado, como ‘It’s A Sin’ (es un pecado) de los Pet Shop Boys en la fiesta de uno psiquiátrico donde intentaron rehabilitarle como preso peligroso.

Todo lo que vive este hombre se traduce en un mundo interior inmenso y rico, surrealista, violento y crítico con la sociedad, que lo castiga, sin que él de nunca su brazo a torcer. Esto es aprovechado por un profesor de arte con el que se cruza en la prisión y que potencia esa vena artística como válvula de escape.

Se convierte en un auténtico Picasso, un divo del arte con el comportamiento más excéntrico que se puede tener. Estas caricaturas y dibujos animados se mezclan con la música y el mundo surrealista, recordando mucho a la obra maestra “The Wall” de los Pink Floyd.

El derroche de sentido del humor, las emociones encontradas y el impacto de las imágenes son puntos fuertes de esta gran historia. ¿Es la nueva Naranja Mecánica? No señores, es la vieja y la misma que dentro de un siglo y de dos, la historia siempre actual de cómo queremos rehabilitar a presos con los que no sabemos qué hacer. Gente que sigue igual por mucho que la castigues.

Kubrick fue el primero, pero no puede ser el único que cuente la vieja historia de un inadaptado social, que hace de la violencia su forma de vida, y que no puede eludir su forma de ser, por mucho que lo intentes (con experimentos como en la Naranja Mecánica) ó que lo encarceles (como con Bronson).

Tom Hardy, el camaleón
 
Hay que hacer una mención especial a este pedazo de actor capaz de meterse en la piel de un preso peligroso, un luchador ó el villano Bane de Batman. Ha hecho papeles secundarios en Star Treck Némesis, en Black Hawk derribado, en la versión de Sofía Coppola de María Antonieta y en la buenísima RocknRolla de Guy Ritchie. Su papel en Origen le termina de dar la fama como sex symbol.

El caso es que el trabajo que hace este actor en “Bronson” es digno de una gran admiración, y es una de las mejores de su carrera. No podía ser más perfecto para este papel, por su físico y la personalidad que sabe dar a sus personajes. Un 10 para él.
El auténtico “Bronson” y su mensaje para el estreno

Uno no puede sentir en última instancia más que lástima por personas así. Provocan grandes sufrimientos a los demás, pero ellos son sus propias víctimas principales. Michael Gordon Peterson no puede estar dentro de la sociedad, no puede llevar una vida normal ni hacer nada como los demás. Su mal carácter le arrastra a ser violento, y su físico hace que le tengan miedo. Cuando uno tiene una personalidad así, y los demás sienten miedo con verte, es fácil convertirse en un tirano. Todos hacen lo que tú dices porque les mueve el temor.

Lo más fuerte de todo esto es que este hombre ha sido trasladado a más de 120 prisiones diferentes, y encerrado en aislamiento cientos de días, que bien podían ser años. No ha matado a nadie, aunque sí ha estado cerca, pero es tan peligroso que lo consideran no apto para reinsertarse. La última vez que intentó solicitar la libertad condicional fue en 2004, y se le negó. A partir de esa fecha igualmente ha seguido protagonizando grandes altercados y una resistencia sin límites a la autoridad.

Le temen tanto que, en 1999, crearon una unidad penitenciaria especial sólo para él y otros 2 presos más de Woodhill, para buscar reducir el riesgo que representaban para el personal y para otros prisioneros.

El broche de oro para condenarle de por vida lo puso un intento de secuestro en la cárcel. En 1998 tomó como rehenes a dos presos iraquíes, a los que obligó a que le llamaran “general”. Amenazó con comerse (literalmente) a uno de ellos si no se cumplían sus peticiones: un helicóptero para volar a Cuba y dos metralletas Uzi con 5.000 cartuchos de munición. La leyenda sobre él dice que también pidió una muñeca hinchable, una taza de té, un sándwich de pepinillos y un hacha.

Se ha casado dos veces, una de sus mujeres era musulmana, y se convirtió a esa religión, que abandonó después cuando se divorciara. Otro aspecto muy curioso sobre él, es que ha escrito diversos libros, uno de ellos sobre fitness, y de cómo se mantiene en forma con pocos recursos y con el espacio que le permite su situación de preso. Hace al día 2.500 flexiones y abdominales, lo que le ayudan a mantener su impresionante físico de forzudo.

Durante los últimos diez años, Bronson ha escrito poesía y ha realizado numerosas obras de arte (cuadros, dibujos etc). Ha publicado once libros y ha conseguido 11 Premios Koestler para reclusos. 




Actualmente, desde 1999, cumple su pena en el módulo de aislamiento, sin contacto con otros presos, en el penal de máxima seguridad de Wakefield. Para el estreno de esta película, consiguió hacer llegar un mensaje con su propia voz a la gala de estreno (sin los permisos carcelarios pertinentes, cosa que se está investigando) mandando a todos un mensaje para pensar muy detenidamente:

“La gente verá lo que fui en un tiempo, un hombre atrapado en un malvado y corrupto sistema penal. No saco pecho. Fui realmente horrible, violento, malo. No estoy orgulloso de ello, pero tampoco me avergüenzo, porque por cada golpe que he dado he recibido 21“

Un apunte para terminar. Se está hablando mucho de la reforma del sistema penal en este país, y se toma como referencia los sistemas penales de Europa como ejemplo. Quiero recordar una cosa, si nos fijamos en el sistema penitenciario inglés, debemos ver no sólo sus virtudes, sino también sus defectos, y Bronson es un defecto muy gordo de este sistema, que no ha servido para rehabilitarle, por muchos años que pasen.

Fuente: cocederodecine.wordpress.com

martes, 11 de julio de 2017

LA VERSIÓN AFRICANA DE PURPLE RAIN QUE SOLO UN VERDADERO FAN DE PRINCE ENTENDERÁ


Ha pasado más de un año desde que el mundo vio partir a Prince, quien durante un período fuera mejor conocido como “el artista anteriormente llamado Prince”, pues su nombre consistía meramente en un símbolo. El 21 de abril de 2016, Prince Rogers Nelson, a sus 57 años, sufrió una sobredosis de fentanol, un opioide para calmar dolores. Más allá de hablar de su muerte, que significó una pérdida invaluable para la música y el arte en general, el propósito debe ser celebrar su vida. Después de todo la mítica figura del también llamado músico de la mente sucia y el armario interminable sigue despertando interés y su legado se resume en mucho más que el valor de su antigua casa. Asimismo, su personalidad persiste de cierta forma en "Akounak tedalat taha tazoughai".

La música de Prince trasciende incluso su vida, sobredimensionada por el amarillismo de los medios y la farándula con escándalos sexuales, drogas y demandas legales. Todo eso puede ser hecho a un lado cuando se aprecia la labor y sensibilidad de Prince el compositor y cantautor, quien comenzó su carrera como músico de sesión y compositor apenas con 17 años. Su habilidad para hacer melodías y conjugar letras originales e innovadoras le fueron abriendo camino en el circuito. Su maqueta, firmada bajo el nombre de Moon, llegó a las oficinas de Warner Bros, que le dio absoluta libertad creativa para grabar su primer disco en 1978, For You, en el que compuso todos los temas y tocó todos los instrumentos.

El álbum se vendió como pan caliente y sentó las bases para una carrera prometedora. El prodigio fue comparado con otras estrellas de la música afroamericana, como Michael Jackson y Stevie Wonder. Su carrera ascendió meteóricamente, sobre todo después de Prince (1979), disco con el que mostró su variedad su sonora y su mezcla de influencias. Una retahíla de trabajos siguieron sumándose a su discografía, pero en 1984 las cosas cambiarían para siempre.



Un joven músico, atormentado por un hogar roto y un padre abusivo con personalidad autodestructiva, debe enfrentar a un músico rival, soportar la desilusión y el desencanto de sus compañeros de banda por su fama personal y lidiar con el amor de su vida al mismo tiempo. Purple Rain, dirigida por Albert Magnoli y protagonizada por Prince, es una historia simbólicamente basada en la vida del artista. Con esta cinta, que además es un álbum, Prince abrazó el estrellato masivo a nivel mundial. Tal vez entonces ignoraba hasta dónde llegaría su influjo.

En medio de África occidental se encuentra Níger, una nación islámica que desde el siglo XIX y hasta 1958 fue una colonia francesa. Además de sus problemas socioecónomicos, fallas en infraestructura y conflictos bélicos, algo muy superior parece haber surgido en el seno de su cultura. Se trata de Akounak tedalat taha tazoughai (Christopher Kirkley, 2015).

Akounak tedalat taha tazoughai es un remake de por sí extraño de Purple Rain. Su historia transcurre en la ciudad de Agadez, situada en el desierto del Sahara, y se centra en Mdou Moctar, un guitarrista rebelde con un hogar hecho trizas quien busca construir su carrera y su vida. La línea argumental es básicamente la misma, con ligeras diferencias, sobre todo en el plano de lo occidental contra lo oriental.



Sin embargo, la dificultad más grande que encontró Kirkley, quien escribió y filmó el remake, fue que los tuareg, la comunidad seminómada a la que se le hace referencia en la película, no tiene en su lengua una palabra para el color púrpura o morado, pues su costumbre es llevar otros más oscuros y místicos, como el azul o el negro.

La historia se desenvuelve en un contexto en el que realidad pocas personas conocen a Prince. Sin embargo, varios de los elementos de la historia original pudieron traducirse al contexto de las comunidades tuareg de Níger, en el que la guitarra se toma como un símbolo de su cultura y música.

Fuente: culturacolectiva.com

martes, 27 de junio de 2017

HISTORIA DEL FLAUTISTA DE HAMELIN HABRÍA SIDO REAL

Cuando los hermanos Grimm comenzaron a recopilar cuentos y tradiciones centroeuropeas, muchas de ellas, en realidad, estaban basadas lejanamente en sucesos reales, que habían acontecido siglos atrás. Uno de sus relatos más famosos, y que todos conocemos, es El Flautista de Hamelin -ya saben, el del pueblo lleno de ratas que contrata a un flautista para que se las lleve-. Pero lo realmente curioso es que esta historia tan fantástica tiene un origen real.

 
 La ciudad de Hamelin en Alemania, conmemoró hace poco el 725 aniversario de este macabro evento que los Grimm anotaron en 1812, es decir, 520 años desde que ocurriera. No es de extrañar que se hubiera convertido en una leyenda llena de elementos sobrenaturales y fantásticos. Además de un festival muy colorido, y un montón de recuerdos baratos, la ciudad no puede olvidar lo que pasó.

Existe una casa, la de las ratas o “casa del flautista”, donde se puede leer que “En el año 1284, un 26 junio, el día de los santos Juan y Pablo, 130 niños fueron seducidos por un flautista, vestido con muchos colores, y luego desaparecieron en el calvario cerca del koppen”.

Fue un suceso que dejó huella. La última calle por donde se vio a los niños pasar es la Bungelosenstrasse, la calle sin tambores. Todavía hoy está prohibido tocar música o bailar en esa calle. La tradición oral preservo la historia y los Grimm le dieron forma para siempre.

Es en esa versión donde aparece la invasión de las ratas en el pueblo, que motiva la contratación del flautista, que al principio parece un héroe. Pero cuando se niegan a pagarle por librarles de la plaga, decide hacer lo mismo con los niños del pueblo, que se lleva a un lugar desconocido. En las versiones más edulcoradas, el alcalde le pide perdón y le paga lo adeudado, logrando la devolución de los niños.

Esta historia es extraña dentro del mundo de los cuentos de hadas porque en realidad el monstruo, o el enemigo, no es vencido a través de ninguna virtud, y el castigo en sí es desproporcionado con respecto a la ofensa. Es con la aparición de la nueva recompensa que este relato cobra más entidad y señala temas como la avaricia, la integridad y el compromiso.

Todo esto viene determinado por el origen real de la historia, que se puede rastrear hasta una nota en un manuscrito de 1370, el Catena Aurea, que hace referencia a otro escrito, el Lünegburg, sobre los hechos de 1284. Por desgracia, no quedan fuentes originales, aunque el demonólogo e investigador alemán del siglo XVI Johann Weyer habla de estos hechos en 1577 en su libro Ilusiones del Diablo.

La Iglesia del Mercado en Hamlein tenía una ventana decorada datada a principios del siglo XIV, en el que se representa a un extraño vestido con vivos colores llevándose a un grupo de niños vestidos de blanco. La ventana fue destruida en 1660, pero una acuarela de 1592 todavía se conserva, mostrando incluso detalles geográficos que aparecen en la leyenda.

Una de las explicaciones más plausibles a esta leyenda es que el flautista fuera una alegoría de la peste negra, que arrasó la Europa medieval sin misericordia. En los siglos XII y XIII, la muerte era representada como un esqueleto vestido con alegres colores. Quizá el flautista fuera la muerte al frente de un ejército de ratas, el gran vector de la peste. Si un verano murieron 130 niños debido a la peste negra, seguro que fue un impacto difícil de llevar para un pueblo como Hamelin.

Otra historia que podría ser cierta es la de que los niños fueran captados para acudir a Tierra Santa, durante la famosa Cruzada de los Niños, que se dio en 1212. Aunque ahora se cuestiona la veracidad completa de la historia, hubo predicadores que recorrieron la Alemania del siglo XIII afirmando que sólo la pureza de los niños podría conquistar Tierra Santa. De ahí la posibilidad de que tuviera algo que ver con esta desaparición.
Fuente: mjpcuervo.files.wordpress.com

lunes, 26 de junio de 2017

CHUCK WEPNER: EL VERDADERO ROCKY BALBOA

Millones de personas animan la escena de la pelea final en la película Rocky. La gente apoya al luchador más débil contra el campeón de boxeo del mundo. Rocky era un chico de las duras calles de Filadelfia que recibió esta oportunidad única de hacer algo grande en el mundo del boxeo. Todo el mundo conoce el personaje de Rocky que fuera interpretado por Sylvester Stallone. Muchas personas pueden no saber que este personaje se basa en un boxeador de la vida real llamado Chuck Wepner.
 
 Chuck Wepner

Wepner nació en la ciudad de Nueva York el 26 de febrero de 1939. Su primer contacto con la lucha vino en las calles de Bayonne, Nueva Jersey. Era un lugar difícil para vivir. Wepner contó a todo el mundo que tuvo que luchar cuando estaba creciendo con el fin de poder sobrevivir. Fue criado por su madre y abuelos. Ellos vivían en un cobertizo de carbón convertido cuando Wepner era joven. Siempre le gustaba hacer deporte. Cuando Wepner estaba creciendo, se unió a la Liga Atlética de la Policía y jugó al baloncesto. Las únicas dos opciones Wepner tenía para empleo cuando se convirtió en un adulto en su barrio fue trabajar como estibador en los muelles o unirse a los militares. Se alistó en la Marina de los Estados Unidos y sirvió en Carolina del Sur. Durante su alistamiento, Wepner se ganó un lugar en el equipo de boxeo de Marina. Impresionó a los que le rodean con su capacidad para soportar los golpes de otros boxeadores. Wepner ganó un campeonato de boxeo en una base aérea militar durante su alistamiento de tres años. Recibió una baja honorable en 1959.

Su carrera en el boxeo profesional

Chuck Wepner se convirtió en un boxeador profesional en 1964. Se ganó el apodo de “
Bayonne Bleeder" El sangrador de Bayona. La razón es como su apodo indica, solía sangrar mucho en el ring. En 1970, luchó luchó contra Sonny Liston. Mucha gente le llama la lucha sangrienta de la historia. Wepner tenía severos cortes sobre ambos ojos. Tenía un pómulo agrietado, así como una fractura en la nariz. Al final del partido, Wepner recibido más de 71 puntos de sutura. Perdió un combate contra George Foreman en un knockout a tres asaltos. Sonny Liston lo venció con un knockout en el 10° round. Muchos pensaron que Wepner no llegaría lejos como boxeador. Luego perdió un combate con Joe Bugner en el 3º round por knockout, entonces las cosas cambiaron. Wepner pasó a ganar nueve de sus próximos once peleas. Fue capaz de ganar una lucha contra Ernie Terrell que era un ex-campeón de peso pesado de la AMB.


 
Reto a Muhammad Ali

Las gran noticia deportiva de 1975 fue que el boxeador desconocido Chuck Wepner desafiaría Muhammad Ali para tener la oportunidad de convertirse en campeón de peso pesado del mundo. Carl Lombardo era un hombre de negocios de bienes raíces en Cleveland. Amaba el boxeo. Uno de los objetivos de Lombardo en la vida era tener una pelea por el Campeonato Mundial contra Muhammad Ali, que al final tuvo lugar en Cleveland. Lombardo en contacto con el
conocido promotor de boxeo, Don King. Después de las negociaciones, se acordó una pelea de Muhammad Ali que se llevaría a cabo en Cleveland. Ali obtendría un premio garantizado de $ 1,5 millones por la lucha. Chuck Wepner se le dio $ 150.000 y un adicional de $ 25.000 para el entrenamiento. Esto era más dinero del que Wepner había ganado en cualquiera de sus peleas anteriores. El 24 de marzo de 1975, en el Coliseo de Richfield, Ohio, al sur de Cleveland. Los promotores de boxeo no tomaron en serio a Wepner. Ellos creían que esto sería un día de pago rápido y fácil para Ali. Un reportero de deportes preguntó a Wepner si se creía capaz de sobrevivir a un encuentro con el campeón. Wepner le dijo al reportero que había sido un sobreviviente toda su vida. Si pudo sobrevivir a los marines, podía sobrevivir a esta lucha.


Entrenamiento 


Wepner siempre había soñado con ser un contendiente. Trabajó como vendedor de licor durante el día. Antes de la pelea con Ali, Wepner se levantaba por las mañanas a correr, a continuación, le esperaba un día completo de trabajo y luego entrenaba por las tardes. Comía algo y a dormir. Esta fue su rutina durante años. El dinero que obtuvo por la lucha con Ali permitía a Wepner entrenar a tiempo completo. Nunca había sido capaz de hacer esto antes. Con la ayuda de un entrenador a tiempo completo, Wepner entrenó duro todos los días durante las siete semanas antes de la pelea. Estaba en la mejor forma de su vida.


La pelea

Chuck Wepner entró en el ring de boxeo mientras se tocaba el himno del cuerpo de marines de Estados Unidos. James Brown cantó el Himno Nacional. Fue una pelea dominada por Muhammad Ali y se notó que Wepner fue superado. En la novena ronda, algo sorprendente ocurrió, Muhammad Ali cayó al suelo. Más tarde Ali afirmaría que tropezó mientras Wepner afirmaba que lo había knockeado. Durante el resto de la pelea, Wepner recibiría un castigo muy severopor parte de Muhammad Ali. Nadie sabía cómo Wepner era capaz de soportar tales golpes y seguir luchando. Con tan sólo 19 segundos por jugarse en la última ronda de la lucha, Muhammad Ali se anotó un knockout técnico. El mundo del boxeo se sorprendió de que alguien como Wepner pudiera durar tanto tiempo con el campeón de boxeo del mundo.


Rocky

Sylvester Stallone en una entrevista de 2001 admitió que Chuck Wepner fue la inspiración para Rocky. Habló acerca haber visto a un hombre llamado el sangrador de Bayona al que se le diera una oportunidad contra uno de los más grandes boxeadores que han existido. Wepner llegó a ser conocido como el “Rocky verdadero” Este título le consiguió muchas entrevistas, pero todavía le molestaba no haber ganado dinero de una película tan exitosa. Se sintió engañado. La gente lo contó a Wepner que Stallone había hecho millones de dólares con un producto basado en él y no estaba recibiendo nada por ella. Wepner demandó a Stallone en 2003. Se pusieron de acuerdo a una cantidad de solución extrajudicial unos años más tarde.


El fin de su carrera

Luchador profesional Andre "the Giant" luchó contra Chuck Wepner en 1976. Wepner perdió la pelea por un recuento luego de haber sido arrojado fuera del ring por Andre. Muchas personas creen que esto inspiró la película Rocky III lanzado en 1982. En esa película, Rocky es lanzado fuera del ring por Hulk Hogan interpretando el personaje de lucha libre “Thunderlips.” Era el 2 de mayo de 1978, cuando Wepner tuvo su último combate de boxeo profesional. Fue contra Scott Frank para el campeonato pesado del Estado de Nueva Jersey. Frank ganó la pelea por decisión
unánime en el 12º round. Después de boxeo, Wepner regresó a dirigir una tienda de licores en Nueva Jersey. Un documental titulado “The Real Rocky” fue lanzado en 2011 por ESPN sobre la lucha épica de Wepner contra Muhammad Ali. Una película llamada “The bleeder”, basada en la vida de Chuck Wepner se dará a conocer en el 2017.

Fuente: howtheyplay.com

domingo, 25 de junio de 2017

GILDA: NO ME ARREPIENTO DE ESTE AMOR

Tras múltiples e infructuosos intentos por filmarlo y en coincidencia con los 20 años de su muerte, se estrena finalmente este retrato de la cantante devenida mito y santa. Más allá de sus desniveles dramáticos y de las limitaciones propias de toda película tributo, se trata de una producción de primer nivel en el que se lucen tanto la virtuosa puesta en escena de Muñoz como la brillante actuación de Oreiro. Así, el cine argentino salda su vieja deuda con ese subgénero tan riesgoso que es la biopic musical. Un homenaje hecho con nobleza y corazón, que tiene merecido destino de éxito comercial. 


No me arrepiento de este amor arranca por el final (o sea, la muerte de la popular artista en un choque nocturno en plena ruta), que también fue el inicio de su mitología y su canonización. En la secuencia inicial vemos el cajón desde el interior del coche fúnebre y una multitud siguiendo el trayecto a los gritos, a puro llanto, bajo la lluvia. Ese inicio -con música recargada y elegíaca de fondo- sintetiza una de las apuestas principales de la coguionista y directora Lorena Muñoz: Gilda como mártir, como abanderada de los humildes, como santa. Sí, como Evita, como Juana de Arco...

Hay varios aspectos destacados en Gilda...: la elegante y precisa puesta en escena de Lorena Muñoz (en su debut en la ficción tras varios sólidos trabajos en el documental), la impecable producción (desde la reconstrucción de época hasta las nuevas versiones de los temas originales) y, claro, el brillante trabajo de Natalia Oreiro, quien parece haber nacido para este papel. En este y varios otros sentidos, Gilda: No me arrepiento de este amor resulta un paso gigantesco para el cine argentino, que hasta el momento había trastabillado varias veces en este terreno de la biopic musical.

La película también muestra varias carencias y limitaciones. La principal tiene que ver con el claro, explícito carácter de filme tributo, realizado con el aval (y la supervisión) de los familiares sobrevivientes y de los ex compañeros de ruta de Gilda (algunos de los cuales incluso actúan en el filme). Así, quien espere encontrar una biografía oscura (o al menos con unas cuantas gamas de grises) se frustrará un poco. Los matices son mínimos, los dobleces de la protagonista (heroína) son mínimos y el retrato se torna por momentos unidimensional.

Los principales conflictos dramáticos tampoco tienen demasiado vuelo. Tanto el trauma de la temprana muerte de su padre (encarnado por el gran Daniel Melingo) cuando Gilda era muy joven (interpretada en esa instancia por Angela Torres) y que se expone mediante flashbacks como el triángulo sentimental entre la protagonista, su marido básico, despectivo, celoso, prejuicioso, machista y posesivo que nunca la apoyó (Lautaro Delgado) y el productor y músico que la descubrió y la acompañó siempre (Javier Drolas) son de trazo más bien grueso, elementales, superficiales.

Pero si la narración se vuelve algo morosa, reiterativa y obvia a la hora de exponer las contradicciones entre la artista y la madre (con la enorme carga de culpa al no poder ocuparse en serio de los quehaceres domésticos y la crianza de sus hijos), la película recupera su potencia y su capacidad de seducción cuando reconstruye el ascenso de Gilda, desde sus difíciles comienzos (cantar en tugurios, ser denostada por productores en tiempos de estrellas exuberantes como Lía Crucet o Gladys, La Bomba Tucumana y estafada o boicoteada por empresarios/mafiosos) hasta que se convirtió en la reina indiscutible de la música tropical.

Lo bueno del film de Muñoz es que, aún en sus pasajes menos inspirados, nunca cae en el pintoresquismo, la estigmatización o el paternalismo ni pierde su distinción visual y narrativa. Cualquiera podrá decir que se debe sobre todo al magnetismo de Oreiro (no sólo sobre el escenario, donde brilla siempre), pero la directora hace gala de una versatilidad no tan frecuente para trabajar virtuosos planos secuencia o salir más que airosa de situaciones en principio complejas, como el retrato del sórdido y ominoso submundo de las bailantas o el notable pasaje en el que Gilda va a cantar a la cárcel para los internos.

La película apela -al estilo hollywoodense- a un par de transiciones con esos típicos editados con fondos musicales. Están bien armados, es cierto, aunque algunas imágenes (como el mafioso bailantero dándole unos pocos billetes a los artistas y quedándose con unos voluminosos fajos) resultan demasiado torpes.

A nivel personal (porque esta es una película que está llamada a conectar con cada espectador de muy distinta manera), el filme no llegó a emocionar, pero tampoco a irritar. Bastante fluido y sólido en su narración. Lo que llamó la atención es que sin jamás haber escuchado un disco de Gilda conocía a la perfección todas y cada una de las canciones que suenan en el filme. Como ocurre con las creaciones de los artistas genuinamente populares su música estuvo siempre “en el aire”, circulando de maneras insondables, rondando incluso la vida de quienes como yo jamás participamos de la celebración de su obra ni su figura.

Por eso, más allá de cualquier análisis que pueda hacerse, es muy probable  que el filme conecte desde un lugar mucho más emocional y hasta visceral con los miles de fans de la cantante. Concebida con buenos recursos (el trabajo de producción con el soundtrack ya es de una dimensión inédita en el cine argentino), pero también con talento, nobleza y corazón, Gilda: No me arrepiento de este amor tiene todos los atractivos que sus incondicionales seguidores exigen y merecen. El éxito (artístico y comercial) está asegurado.

Fuente: otroscines.com